En 1952, cruzando la calle del Álamo en San Antonio, Texas, George W. Church abrió el primer Church's Fried Chicken To-Go. George preparó el terreno para lo que un día se convertiría en una marca mundialmente famosa, con su gran crujiente sabor casero, su actitud positiva, Churchie, la adorable mascota, y un chile jalapeño al lado.
Los clientes hacían cola en la ventanilla, donde podían comprar dos piezas de pollo frito y un bollo por 49 céntimos. El primer establecimiento ni siquiera tenía salón comedor. Una ventaja singular del restaurante era que los visitantes podían ver la preparación de la comida frente a sus ojos.
Gracias a su popularidad, en su primera década Church's pasó de ser una pequeña tienda a tener ocho locales en San Antonio. A finales de los 60, habíamos llevado nuestro sabor a siete estados de Estados Unidos, con más de 100 restaurantes abiertos.